lunes, 5 de septiembre de 2011

Tipeo 1

Mientras que negligentemente espero un saludo para conmigo, me doy cuenta que ya no son horas de abocarme a dicha hueste.
Es tan gordo lo que me pide que lo adelgace en esta existencia mía, que acabo de entender el imposible. Y aunque colgarse en tal labor titánica tornaría en héroe a cualquiera que la asumiese… yo aún persisto en la duda de tomar esa rienda.
La vida no es lo mío, al menos ésta.
El lugar donde se lleva a cabo la batalla me es tan inabordable y tan ajeno que apenas me otorga el dudoso regocijo del encierro, la distancia y el olvido voluntario de lo que sé inviable, incidental, o pasajero.
Y ahora, que voy a acostarme porque no me queda más que sacar la cabeza de este lado y acomodarla a la rutina de mañana, lo que fue el gran punzante de las primeras frases, lo sé, se dormirá, una vez más, conmigo.

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