miércoles, 18 de mayo de 2011

We can work it out...

Esta noche tuve que llegar a una casa-cueva arrasada.
Aunque materialmente todo continuaría al ras si la vieran ustedes, para ella y para mí el interior está desgarradoramente hueco.
Las paredes siguen de su elegido azul marino y el orden de los muebles y otras cosas no se detienen en su idea de mostrárseme; pero sé que la sensación de la primera película que vimos juntos ya no está en donde la habíamos dejado ella y yo.
La espontaneidad, con su pulgar antipático en la nariz, nos fue haciendo leru-leru bailando con el resto de los dedos mientras se alejaba de nosotros a causa del conocimiento y la confianza mutuos que no hicieron, porque nunca hacen (en cuanto a dos que quieren ser uno se trata), más que cercenar el libre albedrío.
Bajo el mandato de la comodidad residente en traerte y llevarme a lo que el vos y yo  quisiéramos que el otro sea, y en ese intento romántico de unificación, es donde fuimos perdiendo amor mientras ganábamos cariño y querencia, negligentemente. Y si bien los síntomas de éste mal se anunciaban soslayadamente, hoy se  presentan insoportables y burlonamente explícitos en una pecera de agua negra, con seres moribundos, dentro de un galpón frío de una casa, que aunque de lejos parezca al ras, a mi sentir, está arrasada.

Paul Mc.Cartney says: We can work it out?

And I say:  No habrá más esperanza el día que me mates por la noche y mientras duermo… pues ni siquiera una carátula de tentativa de homicidio va a decirme que no recordaremos en qué lugar dejamos nuestra primer película juntos… Wall-e, puré.

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